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2020: Una fecha clave para determinar nuestro futuro y el del clima

28 DIC 2020
2020: Una fecha clave para determinar nuestro futuro y el del clima

Hablar del año 2020 como una fecha clave en el futuro del clima y de la humanidad, no es fruto de la casualidad.

Ha terminado una década que viene marcada por registros de calor muy por encima de la media, la descongelación de los hielos y una considerable subida del nivel del mar. No cabe duda de que estos efectos son consecuencia directa de la actividad humana y la emisión de gases de efecto invernadero. Las temperaturas alcanzadas en esta década, son las más elevadas de las que se tiene constancia en la historia de la humanidad.

El año pasado, millones de personas se lanzaron a la calle en multitudinarias manifestaciones a favor de la emergencia climática, y pidiendo a los gobiernos mundiales planes de acción claros e inminentes.

No podemos obviar más tiempo los datos. En 2019, la temperatura media mundial se situó 1,1ºC por encima de los niveles de la preindustrialización. Las concentraciones de CO2 en la atmósfera, alcanzaron un récord histórico. Y sigue aumentando. La acidez del agua salada ha aumentado más de un 25% desde la era industrial, degradando gravemente los ecosistemas marinos. En cuanto al efecto más evidente del calentamiento global, la extensión de hielo marino en el Ártico alcanza también mínimos históricos.
Los fenómenos atmosféricos extremos tales como olas de calor, inundaciones, ciclones tropicales, incendios forestales y unas precipitaciones cada vez más irregulares son cada vez más comunes en todo el mundo. Los efectos del cambio climático se empiezan a sentir con más fuerza.

Ya se ha puesto en marcha el plan de descarbonización acordado en París. Es una buena noticia. Sin embargo, el proceso está siendo demasiado lento, y las emisiones, aunque se desaceleran, siguen creciendo. No podemos olvidar, además, el gran peligro de que el cambio climático afecta a la biodiversidad, vital para la vida.

El futuro del clima depende de la aplicación de medidas sostenibles

El futuro del clima está en nuestras manos. Este año 2020, el mundo ha paralizado su actividad en gran medida debido a la pandemia de coronavirus. Como consecuencia, hemos podido ver un atisbo de recuperación medioambiental. Mejora en las condiciones atmosféricas, recuperación de especies en zonas donde ya no habitan asiduamente y en definitiva, un espejismo de cómo podríamos recuperar la salud de la naturaleza.

La otra cara de la moneda en este aspecto, es que la paralización también ha afectado a propuestas, proyectos y políticas medioambientales que iban a ponerse en marcha. Sea como sea, el cambio climático se está convirtiendo en una prioridad y en una cuestión ética y política. Eso es un gran paso teniendo en cuenta que hasta ahora sólo se miraba desde un prisma ecologista y económico.

Viendo las consecuencias que está teniendo el cambio climático con los datos en la mano, no sólo es momento de luchar todos juntos para mitigar sus efectos todo lo posible. También ha llegado el momento de pensar en la adaptación. Adaptarse significa en implementar las medidas necesarias para que los ecosistemas forestales no ardan sin control, disminuir cultivos forestales, regadíos, y por supuesto, reducir el derroche de agua con una política hidrológica responsable. Hace falta crear sombras para luchar contra el aumento de las temperaturas e introducir biodiversidad en las ciudades.

Es necesario que los gobiernos sean responsables y apliquen criterios de sostenibilidad. España, por ejemplo, emite un 15% más de gases de efecto invernadero que hace 30 años. Y tan sólo 10 empresas emiten el 25% del total. Sector público y privado tienen que colaborar por el bien de todos.
Poner freno al cambio climático requiere proteger la biodiversidad (H2)

Todavía estamos a tiempo de revertir la situación del cambio climático. El futuro del clima depende de un aspecto fundamental: la biodiversidad. Y fomentarla, es tan sencillo como respetar y ayudar a preservar los ecosistemas existentes. También podemos con esfuerzo regenerar los que hemos destruido o degradado. El año se salda con un peligroso y elevado número de especies en peligro de extinción. Por no hablar de otros problemas preocupantes desde el punto de vista medioambiental como es la pérdida de oxígeno en los océanos.

La biodiversidad está experimentando un declive nunca visto en la historia. Todavía no estamos haciendo lo suficiente. En el año 2010 194 países aprobaron un Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020. En este plan se acordaron objetivos y medidas concretas para poner fin a la pérdida de la biodiversidad y llevar a cabo la restauración en ecosistemas.

La mala noticia, es que esa buena intención, no se ha traducido en metas cumplidas tras una década. Por ese motivo, los líderes mundiales buscan reforzar ese acuerdo exigiendo responsabilidades a los países. Las poblaciones globales de peces, aves, mamíferos anfibios y reptiles han disminuido una media del 60% en los últimos 50 años. Este hecho, genera una reacción en cadena que vemos reflejada en un empobrecimiento del aire y del agua potable.

No podemos continuar con el sistema de consumo y producción actual. Necesitamos enfrentarnos en un corto periodo de tiempo a un proceso de transformación sin precedentes, donde la sostenibilidad sea la piedra angular de la sociedad. La implantación de las energías renovables y el cese de la actividad no respetuosa con el medio ambiente tienen que convertirse en una realidad sin demora.

Tres motivos para ser optimistas en el futuro del clima y la humanidad

No todos son malas noticias cuando hablamos del futuro del clima. El calentamiento global es una realidad. Al igual que lo son la subida del nivel del mar, las sequías y las inundaciones. Además, no dejamos de emitir gases tóxicos a la atmósfera aunque se desacelere el proceso. Sin embargo, aunque parezca difícil, hay motivos para ser optimistas ante esta situación.

Afortunadamente existen tendencias reales a escala mundial que nos conducen a pautas más que positivas. Y posiblemente, terminarán por marcar una diferencia. Entre estos motivos y hechos, queremos destacar:

- El crecimiento de las energías renovables. En el año 2017, se instaló más potencia eléctrica solar fotovoltaica que todas las fuentes de energía fósiles juntas. Y en estos datos no estamos teniendo en cuenta el resto de energías renovables. Esta tendencia puede suponer la salvación del clima si seguimos por ese camino y lo aceleramos. Aunque el porcentaje de energía limpia es mímina todavía, los expertos ven muy posible conseguir el 100% para el año 2050.

- La disminución del uso del carbón. No vamos a eliminar el uso de fuentes de energía fósiles en la próxima década. Sin embargo, el más contaminante, el carbón, responsable de cerca del 50% de las emisiones de dióxido de carbono parece tener los días contados. El consumo mundial ha sufrido una reducción en los últimos años de la que no se recupera. Es más, se está convirtiendo en una tendencia.

- El aumento de la movilidad sostenible en las ciudades. El transporte es uno de los principales problemas de contaminación a los que se enfrenta la humanidad. Sin embargo, cada vez más ciudades del mundo impulsan el fomento del transporte público y de medios no contaminantes como las bicicletas. El 2016, Copenhague, la capital de Dinamarca, se convirtió en la primera ciudad del mundo donde circulan más bicicletas que coches.

Nuestras acciones presentes determinarán el futuro del clima.

2020. Una fecha clave para determinar nuestro futuro y el del clima Tres motivos para ser optimistas en el futuro del clima y la humanidad

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