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Tecnología contra el cambio climático. La salud de nuestro planeta

 2 AGO 2021
Tecnología contra el cambio climático. La salud de nuestro planeta

La tecnología contra el cambio climático puede salvar nuestro futuro

El uso de la tecnología contra el cambio climático es una de nuestras mejores bazas para enfrentar el gran desafío de nuestra época. No es ningún misterio que en los últimos 200 años se ha disparado la emisión de gases de efecto invernadero provocando la aceleración del calentamiento global.

El gran problema es que estos gases capturan el calor en la atmósfera produciendo un aumento de la temperatura. Esta situación se está volviendo crítica, y es que empezamos a notar los efectos del cambio climático. Nadie escapa a ellos, y desde luego, cada vez son más evidentes y más extendidos.

Necesitamos la colaboración de todos los ciudadanos para enfrentar esta grave situación. También necesitamos el compromiso de la acción política, que además, debe ser conjunta a nivel mundial. Pero además, también es necesario que aprovechemos todo lo posible los avances tecnológicos. Estos, pueden marcar la diferencia.

Si no cambiamos esta situación, nos puede aguardar un futuro nada alentador. La buena noticia, es que estamos a tiempo de darle un giro a ese futuro posible. Hay que restringir la emisión de gases de efecto invernadero, nadie lo duda. Pero además, tenemos que fomentar la innovación tecnológica para crear un sistema de vida sostenible.

El principal problema al que se enfrenta la tecnología y la ciencia en el campo medioambiental es que los avances no son tan tangibles como en otros sectores. Eso hace que muchas personas duden de la gran inversión necesaria.

La evolución de la tecnología para enfrentar el cambio climático

Es necesario una transformación de la tecnología para frenar los efectos del cambio climático de manera sustancial. La ciencia necesita seguir evolucionando y abriéndose camino, y para ello, claro está, no debemos escatimar, más aún, cuando nuestro futuro está en juego. Pero precisamente la inversión es un gran problema.

La sociedad de mercado que hemos creado se basa fundamentalmente en la oferta y la demanda y en la competitividad. Estos conceptos deberían quedar fuera de juego cuando hablamos del calentamiento global y la salud medioambiental de nuestro planeta. Este aspecto afecta tanto a los estados como a los propios ciudadanos.

Es muy evidente si pensamos por ejemplo en los avances en el campo de la informática o la electrónica. Todos aceptamos realizar un mayor gasto para adquirir una nueva televisión o un ordenador. Pero cuesta trabajo entender que tengamos que gastar dinero en instalar una nueva tecnología en nuestros vehículos que reduzca la emisión de ciertos gases.

Por todo ello, es necesario un cambio legislativo con regulaciones gubernamentales que atajen directamente este problema. En este contexto, la evolución tecnológica tiene que responder a las siguientes estrategias:
– Reducir las necesidades energéticas de los sectores más importantes de la economía como el transporte y la industria.
– Mejorar la eficiencia energética disminuyendo la cantidad de combustible fósil necesario.
– Sustituir los combustibles fósiles como el carbón por alternativas que tengan menor o ningún porcentaje de estos elementos.
– Capturar el CO2 emitido en el empleo de combustibles fósiles para evitar su liberación atmosférica.

La necesidad de la tecnología como acción frente al cambio climático

Dentro de las estrategias necesarias para que la tecnología ayude a mitigar el cambio climático, podemos destacar la reducción de la demanda energética. Todas ellas son importantes, pero conseguir la mejora de la eficiencia energética es un gran desafío que pasa por un gran cambio en nuestro sistema de producción e incluso de vida diaria.

La transformación energética apostando por modelos de producción sostenible como la energía solar podrían eliminar las combustiones incontroladas de carbón. Por otro lado también disminuiríamos el uso directo el petróleo. Muchos estudios apuestan por la sustitución de la energía nuclear por otras alternativas como la energía eólica y otras energías renovables.

Uno de los grandes desafíos es la falta de experiencia real. Es decir, hay muchos estudios y teorías pero poca puesta en práctica. Por ejemplo, sucede con la captura y almacenamiento de carbono. Se quiere poner en práctica en centrales eléctricas, pero la falta de cooperación internacional dificulta su desarrollo.

Aunque el consumo de energía y la eficiencia producen las mayores emisiones de gases de efecto invernadero, la tecnología también debe abrirnos otros caminos. Por ejemplo, en cuanto al uso del suelo y la necesidad de frenar una deforestación descontrolada que está acabando con millones de árboles en todo el mundo.

La unión de todos los países y el compromiso de todos los gobernantes y ciudadanos es fundamental en este gran pacto verde mundial. Para que la reducción de gases sea apreciable, habría que transformar miles de centrales eléctricas, miles de millones de vehículos y miles de millones de electrodomésticos.

Todos tenemos que colaborar, y es que estos cambio nos van a llevar años. Y en algunos casos, la tecnología necesaria ni siquiera está comercializada en unos casos ni desarrollada en otros. Pero lo más importante es nuestra voluntad de cambio.

El proceso de cambio tecnológico para detener el calentamiento global

La creación y el desarrollo de la tecnología para frenar el cambio climático requiere un proceso de cambio y transformación que pasa por diferentes fases. Como hemos dicho, hablamos de un proceso que no se puede llevar a cabo de la noche a la mañana. Cada fase es importante y lamentablemente no nos las podemos saltar.

La primera fase es la de invención, es decir, el descubrimiento de nuevos conocimientos y la creación de prototipos. Esto se apoya fundamentalmente en la investigación y el desarrollo (I+D), para lo que son necesarias fuertes inversiones económicas. Hay que entender que estas inversiones son a largo plazo.

La segunda fase es la innovación, es decir, la creación de la tecnología necesaria. Esto no implica que el producto pueda utilizarse o implementarse en todos los niveles de la sociedad. Ni siquiera implica que pueda ponerse en práctica de forma realmente útil. Únicamente hablamos de la creación y la demostración. Nada de comercializar.

La tercera fase es la de adopción. Aquí ya sí hablamos de implantarlo y comenzar a utilizar la nueva tecnología. El proceso tecnológico es evaluado dentro de su contexto y se decide si realmente funcional y si es rentable y realista. En caso afirmativo a estas dos cuestiones, se pasaría a la última fase.
Finalmente llegamos a la fase de difusión. Nos referimos a la adopción y al uso extendido de la tecnología. Sin embargo, estos cuatro puntos no se dan de forma linea. Es decir, no se pasa de una otra, sino que más bien asistimos a una fuerte interactividad entre todas.

Por ello, el cambio tecnológico no viene exclusivamente por iniciativas de I+D, sino que la propia adopción por parte de algunos sectores puede motivar el cambio.

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