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Pequeños gestos contra el cambio climático que pueden marcar la diferencia

11 OCT 2021
Pequeños gestos contra el cambio climático que pueden marcar la diferencia

Estps gestos generan el aplauso de muchos ciudadanos y la sensación de pérdida de tiempo en otros

El 97% de los estudios científicos prueban que la acción humana está perjudicando al clima y acelerando el proceso del calentamiento global. Pocas dudas deberían quedar a ese respecto.

Parece evidente pensar que si somos la causa, también debemos ser la solución. Y así es. Frenar este proceso están en nuestras manos. La transición hacia energías renovables, utilizar un transporte sostenible y cambiar hábitos de consumo y alimentación son acciones necesarias. Pero más allá de eso, hay pequeños gestos que en realidad son enormes.

¿Qué puedo hacer yo frente a un problema tan grande? Es una pregunta que muchas personas se hacen. Y en realidad, no deja de ser una excusa para quedarnos cruzados de brazos y no actuar. La historia nos ha demostrado como la suma de pequeñas partes han dado como resultado un cambio global.

Según la ONU, el papel que juegan los ciudadanos a nivel individual es determinante. Además, un estudio revela una mayor conciencia por parte de la mujer, que está, en muchos ámbitos de la sociedad, liderando este cambio. Y además, hay que atender a dos factores fundamentales en estos pequeños gestos.

El primero, es que hay que tratar de hacer que sean duraderos en el tiempo. Por ejemplo, aislar correctamente una vivienda es más eficaz de controlar el termostato. Ambas acciones tienen un impacto positivo. Pero la primera es más eficaz. El segundo es presumir. Sí: presumir. Hay que intentar contagiar de nuestras buenas acciones al resto de la comunidad.

Gestos contra el cambio climático con un nivel de compromiso sencillo

Cuando hablamos de gestos contra el cambio climático, nos referimos al significado literal de la palabra “gestos”. No estamos hablando de grandes acciones ni activismo. El nivel de compromiso de cada cual es una cuestión muy personal. Y puedes implicarte hasta donde consideres que quieres y puedes. Cualquier acción sumará más que ninguna.

En primer lugar, lo más básico y lo que menos esfuerzo requiere. Nos referimos a una correcta gestión de los residuos, es decir, reciclar. Es tan sencillo como separar la basura y utilizar correctamente los contenedores. En este primer nivel también podrías utilizar bombillas de bajo consumo para ahorrar algo de energía sin darte cuenta.

El segundo nivel de compromiso sigue sin requerir a penas esfuerzo. Se trata de apagar los electrodomésticos cuando no se utilizan en lugar de dejarlos en “stand-by”, utilizar el transporte público en la medida de lo posible y empezar a reducir el consumo de carne dirigiéndote hacia una dieta más sostenible.

El tercer nivel consistiría en llevar un poco más lejos todo lo anterior. Podrías intentar consumir productos locales para ahorrar un gasto energético en el transporte y reducir el consumo de agua embotellada.

Especialmente la que utiliza plástico en lugar de cristal. Además de seguir avanzando en tu dieta sostenible.
No son grandes esfuerzos. Posiblemente pongas en duda la utilidad de que utilices bombillas de bajo consumo, comas carne 2 veces a la semana o cojas el metro más a menudo. Pero ahora imagina que lo hacéis lo más de 40 millones de habitantes de España. ¿Sigues creyendo que no serviría de nada?

Gestos contra el cambio climático con un alto nivel de compromiso

Es posible que los gestos contra el cambio climático de los que acabamos de hablar te parezca poca cosa o muy evidentes. Esperamos que en ese caso estés dispuesto a llegar un poquito más lejos en tu esfuerzo. Si es así hay más cosas que puedes hacer para mejorar la salud del clima y del medio ambiente.

A partir de aquí, ya sí tendrás que adquirir un compromiso personal activo. Nos referimos a por ejemplo empezar a comprar alimentos a granel para no desperdiciar productos. También podrías comprar bombillas LED aunque sean más caras. Y viajar alojándote sólo en lugares con etiqueta ecológica que respeten el medio natural.

El último nivel sería el del activismo ecológico. Esto requiere sumarte a proyectos medioambientales como por ejemplo de reforestación. Por otro lado, podrías explorar la posibilidad de contratar electricidad que proceda de energías renovables. Y por supuesto, adherirte a los huertos urbanos para el autoconsumo.

En cualquier caso y hagas lo que hagas, lo importante es predicar con el ejemplo y buscar un efecto contagio. Utiliza las redes sociales para contar lo que estás haciendo y por qué has decidido intentar mejorar las cosas. Convence a los demás. Vamos a convertirlo entre todo en una nueva moda. Juntos lo podemos lograr.

Cuando veas a alguien haciendo algo indebido como tirar una colilla al mar, corrígelo. Explícale que una colilla puede contaminar hasta 50 litros de agua. Algunos te mirarán como si no entendieran de qué hablas. Pero si convences sólo a una persona, ya habrá merecido la pena.

Acciones de gobiernos y empresas contra el calentamiento global

Las empresas también pueden llevar a cabo gestos contra el cambio climático. Y los gobiernos desde luego pueden facilitar todo el proceso de transformación que necesitamos si se implican. Desde los ayuntamientos hay iniciativas realmente económicas que se pueden adoptar para mejorar la situación considerablemente.

Imagina por ejemplo la cantidad de energía que ahorraríamos si se instalaran sensores de luz en las farolas de alumbrado público. Hay otras posibilidades como los proyectos de educación ambiental llevadas a cabo por el Ayuntamiento de Campillos en la provincia de Málaga. O los toldos para mitigar el calor del Ayuntamiento de Alhaurín de la Torre.

En cuanto a las empresas, las acciones de responsabilidad social corporativa están muy bien y son de gran ayuda. Pero hay ciertos sectores en los que necesitamos una mayor implicación. Por ejemplo, de nada sirve que una empresa textil mejore sus procesos de producción pero incite al consumo con nuevas colecciones cada mes. En el caso de las empresas, cuesta trabajo diferenciar cuando se trata de una implicación real y cuando es simplemente marketing. Lanzar el mensaje ya es positivo. Pero no pueden quedarse sólo en eso. Es responsabilidad de todos, porque estamos hablando de un problema que nos afecta por igual.

Lo que está claro es que si las empresas no colaboran, los gobiernos tendrán que legislar a favor del medio ambiente. La transformación tiene que ser global. Y no afecta únicamente al modelo de consumo, sino también a nuestra forma de pensar y vivir.

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